Para definir los personajes debes tener claro de qué va a tratar la historia. La descripción de ellos es una fase importante en cualquier narración.
El lector tiene que hacerse una imagen mental de las personas que viven los hechos que narras. No es sencillo hacerlo bien. Te dejo unos consejos que seguro te van a ayudar.
No solo enumeres características
Si en un punto de la narración por lo general al inicio, comienzas a dar datos de los personajes como lista, vas a aburrir al lector y no se hará una imagen.
Dosifica la información
No necesitas describirlo al inicio, sino que le puedes dar datos en la narración. Comienza con unas características que sean clave para que arranques la historia.
Luego le das información mientras la vas necesitando, debes tener claro cómo es el personaje para que no caigas en contradicciones.
Da los datos justos para que el lector se haga una imagen mental
No vayas a aburrir al lector con detalles, solo vas a encontrar la mitad al volver la página. Quédate con lo elemental, con lo que distingue al personaje de otros. Si el color de los ojos no aporta nada, sobra. Por muy detallas que sean las cosas, no impedirás que cada lector tenga una idea distinta del personaje.
Usa las acciones y diálogos para que lo describas
Al definir los personajes, si quieres decir por ejemplo que es alto, le muestras alcanzando un estante alto. Si lo quieres poner un poco gordo, le muestras dudando de si pedir unas patatas fritas.
La acción es el mejor modo de poner imágenes en el lector.
Un personaje real puede ser un modelo
Imagina a las personas, pon a ese personaje imaginando a la persona humana, como a tu padre, madre, amigo, quien sea.
Si tienes el síndrome de la hoja en blanco, no te pierdas este artículo con consejos prácticos.
Ve más allá de lo físico
Aunque no debes detallar la personalidad, puedes tener presente la personalidad y cómo influye en el modo de moverse y comportarse.
Cuando te pones a definir los personajes, debes cuidar que no aburras al lector. Investiga, conversa con ellos y conócelo como si fuera tu hijo, que en cierto modo lo es.